La fiebre en los niños es una de las causas más comunes de consulta médica y de llamadas telefónicas al pediatra por parte de los padres. Se estima que aproximadamente un 30% de las visitas al consultorio son por dicha causa y un 50% de las llamadas tienen como objetivo principal hablar acerca del enfoque inicial de este signo clínico. Es muy importante educar a los padres acerca del papel que dicho signo jugará como parte de una respuesta normal durante el proceso de enfermedad. De está manera se podrán evitar intervenciones y alternativas de manejo que finalmente pueden resultar muy agresivos y en muchas oportunidades lesivas para algunos órganos del niño. DEFINICIÓN La fiebre es un signo que se presenta durante algunas enfermedades, que involucra la participación de varios sistemas del organismo que llevan a la elevación anormal de la temperatura del cuerpo. Para confirmarla, tome la temperatura del niño con un termómetro digital. Los termómetros de mercurio ya no se usan en el hogar porque el mercurio es una sustancia tóxica. Además, la lectura en los termómetros digitales es mucho más fácil y precisa. En los niños menores de 4 años es mejor tomar la temperatura por el recto. En los mayorcitos, por la boca. Para cada caso existe un termómetro específico. Asegúrese de usar el termómetro correcto. Aunque la temperatura por el recto es un poco más alta que la tomada por la boca (entre 0,3 a 0,5 ºC de diferencia) para fines prácticos se considera que una temperatura por encima de 38,0 ºC ya es fiebre. Entre 37,2 ºC y 38 ºC el diagnóstico es dudoso, y lo mejor es observar al niño.
• Descubra al niño antes de tomar la temperatura. Un niño muy abrigado puede dar registros falsos de fiebre. • Para facilitar la toma de la temperatura por el recto, lubrique la punta del termómetro con un poco de
vaselina e introdúzcalo con suavidad no más allá de centímetro y medio.
• Para la toma de la temperatura por la boca, asegúrese primero que el niño no ha consumido alimentos fríos
o calientes en los minutos anteriores, pues esto puede falsear los resultados. La punta del termómetro se coloca debajo de la lengua, y se le pide al niño que cierre la boca y respire por la nariz.
• Los termómetros digitales "avisan" cuando el registro de la temperatura está concluido. Si este no es el caso
con su termómetro, manténgalo puesto hasta que la cifra de temperatura se estabilice. Esto sucede, casi siempre, entre 30 segundos y un minuto después de colocado el termómetro.
• Lave con agua fría y jabón el termómetro después de usarlo.
¿POR QUÉ SE PRODUCE LA FIEBRE? La temperatura corporal es mantenida por una especie de “termostato” que funciona en un sitio del cerebro llamado el hipotálamo y que es sensible a los cambios de temperatura en la sangre, haciendo así que se produzcan cambios que conserven calor cuando se tiene frío y viceversa. Normalmente se producen durante el día variaciones en la temperatura corporal, siendo las más bajas presentadas temprano en la mañana y las más altas en la tarde. Dichas variaciones ocurren inclusive cuando el niño está con fiebre. La presencia de fiebre no indica que el sistema de regulación de la temperatura esté mal, sino que hay una serie de sustancias llamadas pirógenos endógenos que generan calor durante un proceso infeccioso, autoinmune, traumático o maligno y hacen que se incremente el rango de temperatura tolerado por el termostato localizado en el
hipotálamo, produciéndose de esta manera la fiebre. A su vez, el mismo organismo puede iniciar en este momento la producción de algunas sustancias llamadas antipiréticos endógenos que ayudarán a controlar la fiebre de manera automática llevando así al control posterior de la fiebre aún sin necesidad de utilizar medicamentos y/o medios físicos como más adelante veremos. ¿PARA QUÉ SIRVE LA FIEBRE? La habilidad del organismo para producir aumento de temperatura durante la enfermedad es entendida hoy claramente como un mecanismo de defensa para facilitar el control del agente invasor. Durante el período de la fiebre se disminuye la reproducción bacteriana y se aumenta la capacidad del organismo de combatir. También se sabe que el efecto bactericida (capacidad de producir destrucción bacteriana) de los antibióticos aumenta durante la fiebre. Entonces, la evidencia científica sugiere que ésta es una respuesta de adaptación y debería entonces ser tratada solo en circunstancias seleccionadas.
• Tenga en cuenta que la fiebre, por si sola, no es una enfermedad sino un signo de que algo no anda bien.
¿LA FIEBRE PRODUCE CONVULSIONES FEBRILES? Una de las principales razones de la “fiebre fobia” está relacionada con la posibilidad de desencadenar convulsiones. En la actualidad conocemos claramente las razones por las cuales algunos niños entre los 6 meses y 6 años de edad (aproximadamente el 3%) de manera inevitable, independientemente de las acciones que se tomen para el manejo de la fiebre, pueden presentar lo que conocemos como una convulsión febril dentro de las primeras 24 a 48 horas de los procesos de enfermedad que se acompañan de fiebre y aún con temperaturas de alrededor de 38ºC (100.4ºF). La posibilidad de tener convulsiones febriles se determina por la presencia en el niño de unos genes que lo hacen susceptible. Es importante saber también que quien no los posee nunca convulsionará por fiebre, independiente del nivel de la temperatura. Esta condición es transmitida genéticamente directamente de padres a hijos, por tal motivo el principal factor de riesgo para su presentación es que los padres o sus hermanos las hayan presentado. Con todos los estudios científicos hasta la fecha, sabemos que las convulsiones febriles no conllevan daño cerebral ni retardo mental. Existe una posibilidad, aunque baja, de que el niño presente una nueva convulsión febril dentro del mismo episodio de fiebre y de la misma manera sin consecuencias neurológicas. Ante la presencia del evento convulsivo tener mucha calma, mantener al niño en una superficie donde quede protegido de sufrir lesiones, en posición de lado, para que fácilmente drene secreciones de la boca. Siempre recomendamos que el niño sea evaluado posterior a un episodio de convulsión febril para que médicamente se descarte alguna enfermedad diferente como desencadenante de la convulsión. Evalúe si el niño con fiebre tiene alguna (s) de las siguientes señales de alarma. De ser así, es imperativo que consulte pronto a un médico:
• La fiebre es de 39 ºC o más. • El niño lleva más de un día con fiebre, o la fiebre aparece y desaparece durante varios días seguidos. • Tiene dificultad para respirar, o al hacerlo el pecho le silba. • El niño está muy irritable y se comporta de manera extraña. • Se queja de dolor de oído y/o de garganta. La garganta está roja, o hay manchas blancuzcas en el fondo. • Hay dolor de cabeza muy fuerte. • Presenta vómito y diarrea intensos. • La nuca está rígida y se queja al moverle la cabeza. • Ha tenido movimientos extraños tipo convulsiones. • Rechaza sistemáticamente los alimentos. • Manifiesta dolor de estómago (abdomen). • Hay manchas o granos en la piel (erupción cutánea).
Hay falsas creencias sobre la fiebre, que es conveniente desmitificar:
• No es cierto que el estreñimiento (el niño no hace deposición) provoque fiebre. • No es cierto que siempre que hay fiebre, hay una infección de fondo. • No es cierto que a los niños les da fiebre porque les está saliendo los dientes. • No es cierto que a los niños les da fiebre por comer dulces o están indigestos. • No es cierto que la fiebre produzca meningitis. • No es cierto que la altura de la fiebre esté en relación directa con la gravedad de la enfermedad que la
• No es cierto que la fiebre, por si sola, sea dañina. Mas bien lo contrario, es un signo que indica que el
sistema inmune del cuerpo está funcionando, y es un mecanismo que por si solo limita a virus y otros gérmenes que entran al cuerpo.
• Cuando el niño está con fiebre, desvístalo y abaníquelo por períodos de 10 a 15 minutos (esta es una buena
• Un baño corto con agua tibia también puede ser útil para bajar la fiebre. Es muy importante aquí que el
niño no se exponga a cambios bruscos de temperatura (por ejemplo al pasar de la alcoba al baño), para que no comience a temblar, pues esto le provocaría más fiebre.
• Nunca bañe al niño con agua fría ni le friccione con alcohol. • Vista al niño con ropa delgada y holgada, para que se mantenga aireado. Esto ayudará a controlar la fiebre. • Déle al niño abundantes líquidos para compensar los que se pierden con la fiebre.Una buena hidratación
• No fuerce al niño a que coma mientras está enfermo. La fiebre afecta la actividad del intestino y la
digestión. Ofrézcale alimentos ligeros, blandos y líquidos, y permita que los ingiera a voluntad.
• Permita que el niño esté en un ambiente descansado y silencioso, para que cuente con un reposo apropiado. • Si se exageran las medidas para bajar la fiebre, se puede pasar al lado contrario y producir escalofrío, lo que
originaría, como consecuencia, una fiebre posterior más elevada.
El Acetaminofén es el medicamento de primera elección para el manejo de la fiebre. Dosis entre 10 y 15 mg/kg de peso del niño en general permiten un rápido control de la temperatura. Puede ser utilizado cada 4 a 6 horas según sea necesario y se debe tener en cuenta que es un medicamento peligroso para el hígado en caso de sobredosificación., ni extender su uso más allá de 5 días, a no ser que el médico tratante considere algo distinto.Si ésto ocurre, se debe consultar rápidamente al médico para su manejo adecuado. Dolex®, Dolofen®, Doloptal®, Tylenol®, son algunas de las marcas registradas en Colombia) es el medicamento más confiable para ayudarle al niño a bajar la fiebre. Siempre se debe dar a las dosis indicadas, y acompañado de las otras medidas arriba citadas.
• Nunca decida por su cuenta dar antibióticos, medicamentos para el vómito, laxantes u otros
productos distintos a acetaminofen, sin la aprobación y prescripción médicas.
Otro grupo de medicamentos de alto valor en el control de la fiebre son los anti-inflamatorios no esteroideos como el Ibuprofén a dosis entre 5 y 10 mg/Kg de peso del niño. Debemos ser consientes de los efectos secundarios de estos a nivel renal, gastrointestinal y de los trastornos de la coagulación como sangrados.
TALK ABOUT DAVID FOR 1 MINUTE His full name is David Lloyd. He is 15. He was born in Wales where he lives in the outskirts of Cardiff. His parents are divorced .His father ( who used to have his own practice but now works for the Welsh rugby team : the Dragons) and his stepmother are both physiotherapists . David whose real mother is a painter in Swansea , has chosen to live with his
Andersen M, Lie E, Derocher AE, Belikov SE, Bernhoft A, Boltunov AN, Garner GW, Skaare JU, Wiig O, 2001. Geographic variation of PCB congeners in polar bears (Ursus maritimus) from Svalbard east to the Chukchi Sea. Polar Biology 24:231-238. We present data on geographic variation in polychlorinated biphenyl (PCB) congeners in adult female polar bears (Ursus maritimus) from Svalbard eastw