Microsoft word - reconciliacion, camino a la libertad 2000

Conferencia Episcopal Argentina
I S C A

Instituto Superior de Catequesis Argentina
LA RECONCILIACIÓN: CAMINO DE LIBERTAD
LA RECONCILIACIÓN: CAMINO DE LIBERTAD
INTRODUCCIÓN.
El hombre es el peregrino que permanentemente cambia de paisajes, situaciones, acontecimientos. Somos peregrinos, siempre distintos el uno del otro; peregrinos por el camino de la vida, con sus l anos y quebradas, con sus noches y días; caminantes de lo siempre nuevo, aunque parezca que ya pasamos por aquí esto también es siempre nuevo; caminantes de caminos que se cruzan, se traban, se ayudan; caminos que se encuentran y se des encuentran; caminantes solitarios, acompañados, pero siempre l amados a ser peregrinos comunitarios.1 Peregrinos en los caminos externos, peregrinos en los caminos internos de la vida, en los caminos del ser, en los caminos de las decisiones, de la imaginación, del corazón, de los sentimientos, de la razón. Pero lo grande de este ser peregrinos es que el camino tiene un principio, y un punto de destino, que es el encuentro que no tiene fin, y somos cada peregrino artífices de nuestros proyectos de futuro. Podemos descubrir en cada peregrino la necesidad social, la necesidad del otro, en el nacer, en el crecer, en el vivir y hasta en el morir. En cada momento el encuentro será determinante para los próximo encuentros. Pero hay en el camino de la vida de los hombres des-encuentro, fruto del pecado, en cualquiera de sus formas, o fruto de nuestras miserias o pobrezas heredadas. Des encuentros que nos dejan al borde del camino, o por los que dejamos al otro parado, al margen, siendo su peregrinar un simple estar en la vida, una lucha no por la vida sino una lucha por vivir. Por la revelación creemos que el principio del hombre, el punto de partida esta en Dios y el destino, el punto de l egada es Él, a Él queremos l egar. El Hombre es este peregrino que está permanentemente enfrente a opciones. Es él quien se construye a sí mismo en el curso de su propia historia, es dueño de sus actos, tiene libertad. Como afirma San Gregorio de Niza: “.Cada uno de nosotros nace por su propia elección. nos engendramos a nosotros mismos, tal cual nos queremos.” 2 y este querer esta inevitablemente ligado a un sentido, a una finalidad . y a cómo nos En este andar de peregrinos encontramos a otros - pequeños hombres - detenidos, perdidos al costado del camino. Están detrás de rejas. No saben de sentido, de finalidad. Ya no les quedan sueños para sí mismos. Detuvimos la marcha para encontrarlos, y buscar el modo de que se encuentren, de que vuelvan En este breve trabajo intentamos mostrar que este hombre en especial, el joven que está privado de libertad, solo podrá vivir su vocación mas profunda como hijo de Dios si es conducido por el camino de la reconciliación con Dios, con los otros, con él mismo, con todo lo creado. Es condición humana la libertad, la inalienable responsabilidad en la construcción de la propia vida, que siempre será con otros. Construcción a la vez personal y comunitaria, somos responsables así el uno del otro. Entonces nos preguntamos: ¿Qué es lo que les hemos dado?. “Soy germen del mañana”. Hay poco de dignificante en su ser hombres, ya que no pueden peregrinar, ni proyectar desde la libertad su futuro. ¿Cómo podrían detrás de rejas construir el curso de su El hombre marcha mirando al futuro, y va entretejiendo su vida con los hilos del pasado y los que va encontrando en su camino, con dudas y con miedos ante el desafío de lo desconocido. ¿Qué pasa si los hilos del pasado están deshechos o cortados, o este pasado ha sido solo de fracasos y por esto se quiere cortar con estos los hilos que causan tanto dolor, cerrando la puerta al pasado? Los hilos de su hoy tampoco alcanzan ni sirven para construir una vida ni tejer el futuro.3 “Yo decía: Ya no contemplaré al Señor en la tierra de los vivientes; no
veré más a los hombres entre los habitantes del mundo. Arrancan mi
morada y me la arrebatan, como una carpa de pastores. Como un
tejedor, devanaba yo mi vida, y me cortan la trama”. Is 38, 11-12.
Todo niño alguna vez confió; confió en ser protegido, guiado y conducido. ¡Qué rebelión la de aquél que fue conducido por los caminos del dolor, o del horror! Esta responsabilidad no les corresponde. Dirán: “.¿me condujeron mal? .¿qué culpa tengo?” Les fabricamos este camino de tristeza, de opresión, les negamos el derecho de l amarse peregrinos. (Tal vez los culpemos por haber nacido). Un camino sin luz trazado por otros, o más bien un andar sin ningún camino, sin ¡Qué difícil apropiarse de su propia historia, sin una lógica que explique porqué hacerse cargo de tanto dolor!. ¿Qué puede soñar este niño? ¿Qué puede proyectar para dirigir su caminar? ¿Qué metas puede tener? El hombre no puede escapar de dirigir sus pasos. Si no puede proyectar su vida, dirigirá su andar hacia un proyecto de muerte. Jesús nos dice en el evangelio de San Juan: “Hay que nacer de nuevo” Cf. .Jn. 3,3-7.
Hay que construir la identidad, la historia de la propia vida, hay que tomar los hilos y tejer nuevamente la historia. ¿Cómo hacemos para que estos chicos vuelvan al camino? ¿Qué luz les podemos arrojar y cómo lo hacemos para que puedan ser Tratemos de caminar juntos en esta reflexión. No pretende ser este trabajo un estudio de cada concepto en particular. Tomamos estos elementos en función de intentar un desarrol o conceptual comprensivo, que nos ayude a comprender la realidad y lo que podemos hacer frente a estas vidas detenidas, a estos peregrinos perdidos. Pero tengamos cuidado: no vayamos con esto hacia un nuevo des EL VALOR DE LA VIDA. “Esto no es vida”.
La vida humana es siempre dada. La vida no proviene de nosotros mismos, sino que nos fue dada por un Otro, por otros. Tenemos un Padre que nos soñó desde siempre, que nos incluyó en su Plan y nos l amó a la vida. Y en ese l amado también eleva al hombre y lo hace procreador. El proyecto humano acompaña el 3 N. del A. A lo largo del trabajo, las citas bíblicas se escriben en negritas y cursiva. Plan de Dios: el hijo se sueña, se imagina; en él se proyectan las esperanzas, los mejores deseos no cumplidos, las metas no alcanzadas, mucho antes de nacer. Así cada hombre torna a ser en el proyecto -o en el no proyecto- de esos otros. Es en el sueño de los padres que se construye el lugar para el hijo, el nido que acunará su vida. Es un sueño que se teje en familia, en comunidad, junto con el ajuar. Hay un espacio que se va preparando en la espera -esperanza- y el niño lo l enará al nacer. La vida del hijo así adquiere el valor del proyecto, de los sueños, de la esperanza, especialmente de sus padres. Y en la alegría del encuentro el niño es impulsado a vivir, confiado en el sentido valioso que sus mayores forjaron para él. Es tal la fuerza que el proyecto de los padres adquiere para el hijo, que muchas veces lo limita o lo confunde en la realización de su propio ser; cuando se ve impulsado a recorrer el camino que soñaron para él. De niño lo l evaron de la mano, paso a paso. Mas tarde, él deberá optar, hacerse cargo de su propio camino, si bien condicionado por las huel as que ya ha dejado tras de sí. Es el amor de padres lo que les permitirá renunciar a sus propios Sintiéndose fruto valioso del amor de sus padres, ese ser podrá intuir esa otra Presencia, ese otro Amor que lo espera desde siempre y tiene un Plan, especialmente para él, y sabe que ocupa un lugar en el mundo, y que ese lugar le pertenece: tiene derecho a la vida.
Pero tenemos que reconocer -con dolor- que a veces el niño no es “ser para otro”, en el encuentro. Nunca será, si es un instrumento para otro que forja el nuevo ser desde la necesidad propia: necesidad de “tapar agujeros”, de l enar sus vacíos “Yo no soy mirado como otro. Soy una prolongación de su cuerpo, no se entera de mi presencia única, distinta, separada, irrepetible. Este agujero es mi único nido; intentaré cubrirlo para mantenerme vivo. Pero ¿qué puedo hacer para taparlo? ¡Es tan profundo! O tal vez sea yo el mismo hueco, el ¿Qué valor puede tener mi vida si no soy fruto de un proyecto de amor, si nadie me deseó o me esperó, si caí en un vacío inexplicable, sin sentido? Ningún lugar me pertenece, este no es mi mundo. Desheredado, vagaré sin rumbo mientras sobreviva, mirando con rabia y envidia a los que marchan seguros, me parece son los dueños de la vida. Estoy enfermo de soledad y busco a los que como yo, se quedaron al costado del camino. ¿Cómo puedo proyectarme si no sé lo que es un sueño? ¿Adónde voy? ¿Qué hice para merecer esta condena? Condena, castigo por estar vivo. Vida sin derecho, “esto no es vida”.
Cómo estructurar mi ser, mi Yo individual. Cómo ser sujeto en este mundo cuando me siento un objeto, sin vida. Qué difícil descubrir al Ser que me soñó desde siempre, al dador de la Vida. Y el tiempo pasa, mi cuerpo crece y es lo único realmente mío. Mi propiedad, mi herramienta; un instrumento para mí –si ya lo fui para otros- con el que puedo imponerme y conseguir las cosas que otros tienen, y yo no tengo. Me siento detenido en el tiempo. Ese eterno presente en el que desesperadamente busco algo que me falta. Si yo supiera lo que busco, lo que pudiera l enar este vacío, tal vez .” 4 N del A. En cursivas se destacan a lo largo del trabajo lo que el niño/joven diría, si pudiera explicar lo que siente y lo que le pasa. III. ¿QUIÉN SOY? La identidad. La mirada del otro. La ausencia del Otro.
El niño no se pregunta por el sentido de la vida: simplemente vive y se desarrol a en la seguridad del camino que recorre su familia. Recién en la adolescencia surge esta pregunta, y con el a la necesidad de encontrar un sentido. Sentido de todo: de la lucha cotidiana, de las penas y las alegrías; de los encuentros y los des encuentros, del paso del tiempo, del dolor, de la muerte. Encontrar este sentido es vital; debe responder a la pregunta fundamental: ¿quién Soy?. Esa respuesta le dará luz, le abrirá puertas y caminos. Podrá comenzar el tránsito hacia su destino, haciéndose cargo de sus opciones, sintiéndose cada día más responsable de sus actos, de los demás, de sí mismo. Nadie puede crecer como persona si no desarrol a la responsabilidad, que surge cuando yo soy alguien para el otro y el otro es alguien para mí. La vida tiene valor, la mía y la del otro, y merece ser cuidada. Siguiendo al P. I. Gastaldi, los dos fundamentos de la persona que la hacen ser quien es, son: la interioridad y la unicidad del HOMBRE. 5 - Auto-Determinación. - LIBERTAD. Por la capacidad de entrar en dialogo con Dios y con “El animal carece de auto presencia, de interioridad: el perro conoce a su amo, pero “no sabe que lo conoce”, no se lo puede expresar a sí mismo, no puede decir: “Yo conozco”. Por esto no vive “desde sí mismo”, sino que está siempre atento a lo que está afuera de él; porque en sí mismo no tiene ningún objeto donde vivir. Cuando no tiene ninguna excitación externa, ni tampoco ninguna función vital que ejecutar, solo se entrega al sueño, por que no encuentra otra salida en el vacío interno de su ser. El hombre, en cambio es capaz de “ensimismarse”, de entrar en sí mismo.”. 6 El hombre es un individuo, que tiene una manera particular de ser “persona”, y con esto se afirma que cada uno, como sujeto, realiza la especie “hombre” de un modo Es también un individuo porque se distingue de los La unicidad del hombre esta fundamentada en la interioridad, sobre todo en el hecho de la libertad, y este ser dueños de moldear la propia vida le descubre al hombre su alteridad con respecto al mundo y frente a los demás. Por mas gemelos que se sea, somos todos distintos; por el amor somos capaces de descubrir los valores y riqueza, únicas e irrepetibles, que hay en cada persona, “me conocerás
el día que me ames”. (7)
El hecho fundamental de la existencia es que el hombre sea interpelado como persona, como Tu, por otro ser humano. En el l amado del otro que quiere
ser alguien ante mí y me pide que sea alguien ante él, está el sentido de la vida. Yo
soy responsable frente al otro, para que él o el a sea alguien. El hombre: un misterio. Italo Gastaldi, S.D.B. Ed. Don Bosco Argentina, 1996. María Noel. Poetisa. Cit. En Gastaldi, pag. 91. Ante la realidad del otro, que no puedo negar, sin negarme a mí, surgen las preguntas: ¿quién lo hace existir al otro, y a mí?, ¿quién hace incondicional y absoluta la exigencia de ser reconocido?, ¿por qué muchas veces ante el otro, me limito, en contra de mis propios intereses e ideologías? Y ¿por qué a veces no lo hago?, ¿por qué no servirme de él y utilizarlo como simple cosa u objeto? Es más, quizás él no tenga ningún inconveniente en que yo lo utilice, con tal de recibir algo por este “servicio” (como en la prostitución), ¿por qué no debo aceptarlo ni siquiera Tomar en serio al otro es reconocer al menos implícitamente el misterio de Dios creador y protector del hombre, la respuesta que yo le doy al otro, es la respuesta que le estoy dando a Dios, ya que el rostro del otro, es el rostro de Dios Los niños, adolescentes y jóvenes tienen fuertemente impreso este sentido del Dios trascendente, muy al á, capaz de darle lo que nunca han recibido, pero no descubren al otro como portador de ese rostro de Dios. Tomar en serio al otro es reconocer al menos implícitamente el misterio de Dios creador y protector del hombre; la respuesta que yo le doy al otro, es la respuesta que le estoy dando a Dios, ya que el rostro del otro, es el rostro de Dios que me interpela. Si el hombre se define en relación a los otros, Yo soy en tanto soy para los otros. Es tan vital la necesidad de ser reconocido, confirmado en la existencia por los que nos rodean, que buena parte de nuestra comunicación cotidiana con los otros es en función de esta necesidad.8 Así, la peor respuesta que podemos obtener es la no-respuesta, la in-diferencia, los ojos que me ven, pero no me miran. Es la no-comunicación, la negación del ser. “Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen”. Mc. 8,18.
Soy quién, según quién sea para los otros. El otro me define con su mirada, con sus gestos, con su palabra. La identidad se construye inter-personalmente, en el encuentro. (9) El des-encuentro no produce interioridad, ni alteridad. Seré definido –y me definiré- desde mis actos. Actos que l amen la atención, que golpeen en tanta indiferencia, que consigan generar una respuesta. Iré probando de distintas maneras, imitando las conductas que vi, las formas que conozco y que formaron Podríamos desarrol ar el tema del nombre, como soy nombrado, los apodos “¿Quien soy? Un número, un expediente, un pobrecito o cretino, inocente o peligroso delincuente.” ¿Cómo soy mirado?, o antes de esta pregunta ¿fui mirado?. La madre que amamanta, ¿qué mira mientas lo hace? Y el bebé que busca ser mirado, mas al á de la mirada de los ojos. Y con el tiempo, qué me trasmitieron las miradas. Miradas de lástima, miradas de miedo, de odio, de rechazo, de asco. ¿Que puedo pensar de mí si esto es lo que recibo. Qué propuesta de encuentro, de relación, encuentro en esta miradas? En todas estas miradas la mas calificante es la mirada de miedo, porque al menos en el a el otro me está reconociendo poder. “Solo puedo tratar de engendrar miedo, para ser calificado.” Teoría de la Comunicación Humana. Watzlawick y Ots. Ed. Tiempo Contemporáneo . Percepción Interpersonal. Ronald Laing y Ots. Fondo de Cultura Económica. Hasta que el otro no me mire como tú, yo no soy yo. ¿Cómo lo miramos al - Como que no tienen posibilidad de cambiar. - Como mierdas, la porquería que sobra, que se deshecha. Permítanme esbozar el “proyecto” de vida de estos nuestros chicos. Proyecto pequeño, cortito, hasta donde l ega a ver y a esperar, en este presente del hoy, sin Si no tengo el sentido. no se quién soy, si no sé quién soy. no se adónde voy, si no sé adónde voy. solo se que estoy, si solo sé que estoy. se que solo por hoy quiero vivir, y si hoy quiero vivir. lo quiero hacer libre. ¿Qué es ser libre para el os, para nosotros, para Dios? ¿SOY CULPABLE? Conciencia, discernimiento, culpa.
La conciencia: es el lugar íntimo donde el bien y el mal se distinguen; lugar del diálogo profundo en relación a las actitudes con uno mismo, con los demás, con Dios y con la naturaleza. Es al í donde se distinguen nuestras bondades y maldades. No hay conciencia sin discernimiento, y este es a la vez un don y una tarea. Un don que debe cultivarse, una capacidad que se va formando desde los albores de su vida, con los parámetros con que sus mayores fueron demarcando su camino. La base del discernimiento es la capacidad de discriminar –del latín discriminare-, de diferenciar una cosa de otra.10 Esta capacidad fundamental de la razón humana, que permite el acceso al conocimiento y la personalización, se va gestando en la vida cotidiana del niño, cuando aprende que hay “un lugar para cada Este aprendizaje -como todos- tiene que ver tanto con el entorno familiar y social del niño, como con las condiciones materiales de su existencia, en que a las limitaciones de oportunidades, de tomar contacto con la diversidad en su propio hogar, se suma la pobreza del entorno: el vecindario, la escuela, el centro de salud, etc. Esta cotidianidad es la que va estructurando al sujeto, inmerso en una visión del mundo estrecha, como estrecho es su mundo.11 la tarea del discernimiento queda muy limitada. Para poder realmente optar, primero necesitamos distinguir con claridad cuáles son las opciones. Es importante decir que mas al á del no reconocimiento -o la no aceptación- de Dios como referencia de vida, hay inscripto, en el corazón de cada hombre, la referencia al creador y sus leyes, y por lo tanto, también el don del discernimiento. “Somos su imagen y semejanza” Cf. Gn 1,26-27.
La culpa: Sin discernimiento, sin conciencia de pecado ¿hay culpa? Jornadas “La discriminación, hoy”. Centro Para la Dirigencia Social. Córdoba, 1995 Psicología de la vida cotidiana. Ana Quiroga La conciencia de pecado se tiene cuando uno se ubica frente a Dios y descubre, con dolor, que lo ha ofendido. De por sí, sin Dios no hay ni bien ni mal. Solo existe el pecado si Dios es referencia; si se acepta el proyecto de Dios, todo lo El sentimiento de culpa es el dolor psíquico por el daño causado a sí mismo y/o al otro. Surge cuando el sujeto se responsabiliza del acto que ocasionó el daño. Sin responsabilidad no hay culpa. No hay daño externo sin correlato interno. Al dañarlo al otro, me dañé a mí, y me hago cargo de esta situación de dolor ante lo obrado; dolor por la ruptura, por la relación que perdí y por el daño que me ocasiona Hay situaciones en la vida de los hombres que crean culpa con uno mismo, y suelen ser muy difíciles de elaborar (de perdonar – de sanar). La culpa como dolor de la conciencia no se manifiesta siempre igual, sino de acuerdo a los miedos a los que esta ligada, a la relación con las dimensiones trascendente, comunitaria, personal y con la naturaleza, las cuales están inter- relacionadas, y esto es ineludible. Podemos esperar castigo, o podemos esperar Cuando esperamos el castigo, tememos la retaliación (ley del Talión) de quien ofendí, más que sentir el dolor por el daño causado13 No hay fácilmente mecanismos de reparación. Se crean ansiedades psicológicas: surgen mecanismos de defensa por que no se puede elaborar la culpa y se la niega. Si existe dolor por el daño causado, podemos creer o no en nuestra capacidad de reparación, de restaurar el vínculo cortado por la ofensa. Solo se puede sanar si se cree en la capacidad para esta reparación. Si no nos sentimos merecedores del amor, porque creemos no valer y que el amor no puede reparar lo dañado, la ruptura es definitiva, la ofensa imperdonable. Esto será una nueva experiencia destructiva del ser. “Ya no lucharé por “la vida” y si solo por vivir, no importa a que precio; para pasarla bien (droga, alcohol, sexo) y esto cuesta plata, la tengo que Y cuando se entra en este estilo de vida ya no puedo hacerme cargo de mis culpas, pues no tengo ninguna posibilidad de reparar.” Esto puede l evar a conductas suicidas, por la total ausencia de Esperanza en la posibilidad de ser perdonado, de amar y ser amado; de aceptar y ser aceptado tal como somos, con nuestras miserias, con nuestros límites, con nuestros pecados. Estas conductas se expresan en las auto-agresiones, poniendo el pecho a las balas, en la búsqueda de la muerte social que es el encierro, cada vez más solos, más aislados. En ocasiones el intento de suicidio se concreta en un acto desesperado. Auto castigo, desmedido siempre ya que es fruto del desamor a uno mismo: “Castigo por haber nacido”.

V. ¿POR QUÉ EL DELITO? La “ganancia”.
Nos podríamos preguntar por los motivos que l evan a algunos chicos a expresarse a través de las conductas infractoras, cuando otros que comparten su misma situación no lo hacen. Creemos que a pesar de sus duras consecuencias, el 12 Obras completas de Melanie Klein. Ed. Paidós. delito les provee de una serie de compensaciones que vienen a enmascarar las Desarrol an capacidades -condiciones para el delito- que se valoran en su Obtienen de esta manera cosas que para su edad y situación son “imprescindibles”, y que no hay confianza de alcanzar “por derecha”. Superan de este modo el sentimiento de impotencia por la falta de oportunidades de acceder a otro status, con todo lo que esto significa. Ante los temores de despersonalización propios de la adolescencia, agudizados en estos chicos, ante la falta de respuesta a la pregunta ¿Quién soy?, adquieren un “cartel – rótulo” que los sostiene en el mundo y les provee una mínima seguridad, al tener conocimiento de cuál es ese lugar, qué pueden esperar y qué esperan de el os. Esto nos hace pensar en que en cada paso que damos está influyendo nuestra percepción de lo que los demás esperan de nosotros; la expectativa de los demás nos marca, nos impulsa, nos compulsa. Y sentimos necesidad de responder “¿Qué expectativa tienen, que es lo que esperan de mí? .” “la cal e”, la libertad física. Por la cual mata y puede l egar a dejarse matar. La búsqueda, en su demanda constante. (Cuánto esperan un limite fuerte, que solo en la policía lo encuentran). El l amado. a ser tenidos en cuenta, con los cortes hasta la carne. Su máximo capital, su destreza y habilidades físicas. Y cuántos más que desconocemos y hoy son nuestro desafío, para saber escuchar, observar, descubrir y canalizar. ¿Qué hacemos ante la incapacidad del chico de reconocerse, de historizarse, de hacerse cargo de si mismo, de no contar con elementos que le permitan asumir una identidad basada en su dignidad de personas, donde radica la alteridad, la ¿SON RECUPERABLES?
¿Recuperables de qué. para qué. para quién? Es fundamental reflexionar y encontrar respuesta a estas preguntas, para no reproducir el discurso social hegemónico: son inadaptados, desviados sociales que deben ser re-habilitados, re-educados, re-integrados, re-insertados, re-formados, re- adaptados, etc., etc. Estas concepciones parten de dos supuestos: hay que re- instalar condiciones que una vez se tuvieron y fueron perdidas, o hay que “borrar” la historia personal del chico, dándole una forma distinta. De este modo, la sociedad se desliga de cualquier responsabilidad, cargándola por completo en las espaldas del Desde estas concepciones, el chico es presionado en el sentido de responder a las exigencias de un sistema social que no quiere ser perturbado, al que tiene que ¿Recuperables de qué . para qué . para quién? Creemos que deben recuperarse del desamor, del hueco en el nido, de la lástima, de la no-historicidad, del no futuro, de la soledad, de los apodos, de la falta de oportunidades, de los rótulos, de la confusión, de . etc. Deben recuperarse para poder reconocerse, reconocer y ser reconocidos en su dignidad de personas, seres únicos e irrepetibles, creados a imagen y semejanza del mismo Creador. Para encontrar el sentido de sus existencias y comenzar a optar por sus propios caminos, soñando y proyectándose en sus futuros. Recuperarse para el os mismos, para sus semejantes, para el Dios que los NUESTRA MISIÓN.
¿Cómo hacemos para que estos chicos vuelvan al camino? ¿Qué luz les podemos arrojar y cómo lo hacemos para que puedan ser constructores o germen Dejémonos iluminar por la Palabra del Evangelio: “¿Y quién es mi prójimo?".
Jesús tomo la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a
Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo
hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el
mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí
un levita: lo vio y siguió su camino.
Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se
conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite
y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue
y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al
dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo
pagaré al volver'.
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre
asaltado por los ladrones?".
"El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo:
"Ve, y procede tú de la misma manera. Lc. 10, 29-37.
Esto ya ha sucedido. Nuestra deuda ya fue saldada: el Hijo de Dios se detuvo. Ya fuimos amados y perdonados por Dios. Nos ama tal como somos en cualquier etapa de nuestro camino. Ama en nosotros lo que aún no somos, y en esa Nos resta preguntarnos qué hacer y cómo hacerlo para que éste joven-niño l egue a aprehender el profundo significado de esta Verdad trascendente. Es necesario que encarnemos al buen samaritano, aquí y ahora, en estas circunstancias de muros y de rejas. Muchos ya pasaron y continúan pasando a su lado; y no se detienen, no oyen, no ven. Encontrar el camino y poner los pies en él serán fruto de un largo proceso en el que Yo, acompañante, pretendiendo encarnar al samaritano, necesito preguntarme: ¿Me sé tan amado, tan aceptado, tan acompañado, tan valioso y merecedor de un Padre que me ama sin límites, que me propone ser su rostro? ¿Soy verdaderamente libre? ¿Me reconozco igual de pobre en mi naturaleza humana, l ena de miserias y de limitaciones, a pesar de los muchos dones que he recibido gratuitamente? ¿Podrán ver en mis ojos el amor de la mirada de Jesús, en mis gestos la profunda aceptación? ¿Captarán en mí la paz, la confianza de la entrega, la alegría del cristiano? ¿Podré esforzarme en leer y entender lo que no consiguen formular en palabras, como una madre intenta comprender lo que le pasa a su niño, con los sentidos que da el amor? ¿Seré capaz de ver en esos rostros desfigurados por la rabia, en las miradas huidizas, en el rictus amargo o irónico de sus bocas, el rostro de Cristo sufriente, VIII. EL CAMINO DE LA RECONCILIACIÓN
El AMOR DE DIOS no es etéreo, no es mágico, no es evasivo. El AMOR DE DIOS es concreto, es encarnado, es personalizado y personalizante, es encuentro de dos que dialogan, de aquel os que caminan juntos, que sufren y ríen unidos. Este es el misterio de la comunión: el cuerpo personal, el cuerpo social. La confianza de Dios en el hombre es inquebrantable, sabe esperarlo hasta el fin. Amando lo negativo en el hombre, El ama la posibilidad que hay en nosotros, lo que todavía no somos. Dándonos la confianza, nos ayuda a nacer, porque es el
amor el que nos ayuda a salir de la oscuridad y nos saca a la luz. Dios nos invita a compartir su confianza. La caridad que nos transmite es precisamente esta posibilidad de amar en el hermano las cosas que no existen en él. Amar lo negativo en nuestro hermano: éste es el amor gratuito. Amarlo en su pobreza, en sus caretas, en sus rechazos, en sus equivocaciones, en su confusión, en sus tinieblas, de la misma manera en que me siento amado. “Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa
merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario?
¿No hacen lo mismo los paganos? Mt. 5,46-47.
Y el amor tiene el poder de regenerarlo, de crear el ambiente divino de la transformación posible. Sintiéndose amado, es solicitado a iniciar el camino de la Ese será entonces nuestro primer desafío. Amar a este joven-niño con una confianza inquebrantable, aceptando la invitación del Padre. Para poder acompañarlo en el camino de la reconciliación, consigo mismo, con Dios, con sus Sabemos que éste es un solo camino, que los cuatro aspectos de la reconciliación son distintas dimensiones que se van dando simultáneamente, en un único proceso. La percepción que tenemos en cuanto a cuál ha sido el tránsito en el tiempo quizás corresponda a las limitaciones del conocimiento, de la experiencia - “Ahora me he encontrado con Dios, y sé que El me ama. - “Yo les agradezco todo lo que hacen por mí. Los quiero mucho; pero yo no voy a poder cambiar.” - “Ahora sé que puedo cambiar, Ustedes me han ayudado mucho, pero no 1.- La reconciliación consigo mismo
Este será su primer paso: descubrirse distinto, reconocerse en sus limitaciones y sus dones. Para el o necesita establecer un vínculo que lo signifique, que lo seduzca para la vida14 ¿Cómo gestarlo cuando en su historia nada ha desesperanzados de generación en generación, difícilmente madre - hijo, adulto- niño puedan articular un vínculo que seduzca para la vida. Jesús nació en una familia, en un linaje, de la casa de David, de una madre, y Dios le proveyó un padre, para que tenga contención afectiva desde las pautas y normas del respeto familiar. Nació en una familia para ir creciendo, con todo el tiempo necesario para madurar, en el encuentro de cada instante, en modelos claros, en la firmeza de un Padre y la ternura de su Madre. Así Dios preparó el hogar para su Hijo, en su humanidad necesitada igual a la de todos los hombres, de todos Como en los primeros tiempos de la vida, encontrar un lugar en el mundo pasará por contar con un adulto que se ofrezca como nido. La ternura es el vehículo privilegiado para dar el calor humano que pueda generar una nueva vida. Ese adulto, acompañado por un grupo, en calidad de cuerpo social que contiene, se compromete a dar y sostener la vida, estar a disposición, al servicio del otro hasta tanto pueda emprender su propio camino.15 Seremos ese adulto y ese cuerpo. Lo revestiremos de amor con la mirada, reconociéndolo valioso, único e irrepetible, soñado y esperado desde siempre por el Padre Eterno. Tendrá que ver en nuestros ojos el sueño que tenemos para él. Le ofreceremos el soporte de nuestros sueños, hasta que se anime a imaginar un futuro No lo entenderá al principio. Pero deberá encontrarse con una mirada diferente, inquietante, tal vez nunca conocida. Le costará descifrar el mensaje de esos ojos, mas en su corazón alguna luz comenzará a bril ar y a abrirse camino. Como hombre, l amado a trascender hasta los limites de la vida. Pronunciaremos palabras nuevas; no repetiremos apodos dolorosos, y cada vez que lo nombremos se sentirá l amado por nuestra voz y nuestros gestos. Percibirá los brazos abiertos dispuestos al encuentro. Se resistirá al principio, tendrá miedo; tal vez de un paso atrás o nos dé la espalda. Tendremos paciencia, esperando que la semil a de la confianza germine y florezca, sabiendo que en algún momento se animará a acercarse y se producirá el Amor encarnado, concreto, personalizado y personalizante, donde el vínculo ofrecerá la experiencia de la perdurabilidad y disponibilidad del otro, base del sentimiento de amparo, de la confianza en la resistencia del amor. ¿Son Irrecuperables? Liliana Guido y Alberto Morlachetti. Publicación Pibes. Bs. As, 1990. Esta reinscripción vincular será proveedora de identidad si al mismo tiempo el chico puede reapropiarse de su saber, de su hacer, de sus capacidades. Si modifica la imagen de su propio cuerpo, valorizado no solo por su resistencia al dolor, a la intemperie, por su rudeza y bravura. Y por sobre todo, si puede apropiarse de su propia historia, para poder aceptarla y reconocerse en el a, y resignificarla desde la Necesita crear la capacidad de mirar con misericordia su historia, comprendiendo que sus mayores le dieron lo que recibieron, lo que pudieron; descubrir que alguna herencia de amor y de cuidados recibió, porque hoy está aquí, “.pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”. Rm.
Si encarnamos la misericordia, descubrirá que hay un Dios Misericordioso bálsamo para todas las heridas, que perdona nuestros errores y nos envió a su Hijo para darnos Vida. Que él también fue soñado y amado desde siempre, que es merecedor de sueños, de vida, que tiene derecho a la vida, que la vida es un regalo, “Merezco celebrar la vida; merezco alegrarme en el a y con el a; merezco, Y cuando tenemos la certeza de tener una vida por delante, inevitablemente surge la preocupación por el futuro y el germen de un proyecto: queda así abierto el 2.- La reconciliación con los demás.
Una vez establecida esta relación humanizante, este vínculo dará soporte a la capacidad de reconocer al otro como semejante, de inquietarse y responsabilizarse por las consecuencias de sus actos, de confiar en la reparación. Construirá esta capacidad poco a poco, avanzando en la esperanza y retrocediendo frente al dolor. En esta etapa lo acompañaremos para compartir con él el dolor de la culpa, para asegurarle que el perdón es posible, que está ahí y lo espera. Le ayudaremos a buscar la verdad en lo más profundo de su corazón, donde la maldad no existe; a Reconociéndolo, lo l evaremos a reconocerse en sus posibilidades y en sus límites, en sus aciertos y en sus errores, como un ser necesitado de otros, necesitado de amor y de perdón. Nos tocará revelarnos en nuestra semejanza fraterna, con nuestras posibilidades y límites, con nuestros aciertos y equivocaciones, necesitados de los otros, necesitados del amor y del perdón. Y ya hemos tenido la experiencia de ser amados y perdonados. Por eso lo invitamos a abrirse a la experiencia del encuentro íntimo con el Amor, con el Perdón, con Dios, a Acompañaremos a los chicos a que a comprendan en qué radica la verdadera libertad y la vivan. La libertad no es el mundo afuera de las rejas; tampoco es un bien que se da o se quita. La libertad es un Don de Dios que hay que desarrol ar. De opción, para elegir sus propios caminos. En la libertad que hace libre, el encuentro con Dios. Cuando esté preparado dirigirá sus pasos hacia los demás, y necesitará construir parámetros que regulen esta nueva convivencia. Trabajaremos mucho en cada persona, en cada uno de nuestros chicos para que encuentren y organicen una nueva escala de valores que reconozca el valor de la vida; y al í podrán pensarse, descubrirse, encontrarse en la relación con Dios y con los demás, y proyectarse hacia el futuro. El misterio de la encarnación de Jesús nos da las pautas y la pedagogía para abrir el camino hacia el VALOR de lo trascendente -que ya tienen impresos en sus corazones- desde una nueva experiencia personal. 3.- La reconciliación con Dios.
El sentido de lo trascendente le da valor a la vida humana, al dolor como expresión máxima de amor, a la muerte como paso, al encuentro con Dios. La vida no se acaba, la vida es encuentro, la muerte ha sido vencida por el encuentro. Dios me ofrece el encuentro, yo lo acepto o no, hasta en esto ejerzo mi libertad. Dios no es mágico, no es un amuleto para la suerte, no es un titiritero que nos maneja a través de hilos invisibles. Rico de todo, Dios compartió todo con la humanidad. Compartió el mundo con sus bel ezas. Compartió el amor, la libertad, la paz y la armonía. Compartió su vida. Él es la vida, y quiso que todos los seres participaran de la misma vida (16). Es un alguien personal que se para ante mí para ser conocido. Alguien que me conoce profundamente, mejor que yo mismo, ya que fue mi principio. Está golpeando a mi puerta, y espera mi respuesta, mi apertura. “Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre,
entraré en su casa y cenaremos juntos”. Ap. 3,20.
Tengo un Padre/Madre, nido eterno que me da vida, que le da sentido a todas las cosas, incluso al dolor y a la muerte. Ya no me siento huérfano. Puedo verlo presente en mi historia, yo formo parte de Sus Sueños, estoy dentro de Su Plan desde siempre; soy su hijo, y puedo ver bajo una nueva luz todo el pasado, aceptándolo, reconciliándome. . Novo jeito de viver. Pbro. Wilson, Joao. Colección Vida Nova. Ed. Paulus, Brasil. Repetimos: El AMOR DE DIOS no es etéreo, volado, no es mágico, no es evasivo. El AMOR DE DIOS es concreto, es encarnado. Dios irrumpirá encarnado en nosotros. Nuestros ojos serán sus ojos, nuestra boca será suya, nuestros brazos y manos que acunen y acaricien serán los del Padre/Madre que entiende las “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a
luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”. . María dijo entonces: “Yo
soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Lc.
Pero tengamos claro: no somos el Mesías. Es el rostro de Cristo que se encarna en el os, son Sus ojos que me miran, Su voz que me l ama para que lo descubra, que me espera y me invita a compartir Su camino. Su camino que es mi
camino de salvación.
“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los
ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán
reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor
separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a
estos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha:
'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les
fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y
ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de
paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron;
preso, y me vinieron a ver'. Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo
te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de
beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te
vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'. Y el
Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el
más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. Luego dirá a los
de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue
preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y
ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y
preso, y no me visitaron'. Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor,
¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o
preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro que
cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos,
tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a
la Vida eterna". Mt.25,30-45
Entonces creceremos juntos, y juntos podremos proclamar: “Él le ha dado un nuevo significado a mi vida. Con este Dios, hoy puedo nacer de nuevo, volver a los brazos de mi Padre, volver al hogar que me “Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan
en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo
iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra
ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando
todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente;
corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.”“ .Y comenzó la fiesta.”.
“Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y
ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”. Lc.15,11-32.
4.- La reconciliación con el mundo (un lugar para vivir) y la naturaleza.
“Con una nueva mirada veré al mundo. Ya no es un mundo hostil, campo de batal a donde necesito pelear por cada cosa, por un lugar. Puedo dejar las armas. Puedo dejar de pelear para que las cosas tapen mi vacío. El Creador me compartió el mundo con sus estrelas, espacios, flores, agua, tierra. Soy su heredero, yo soy el señor del mundo; no necesito títulos de propiedad para disfrutarlo, para sentirme seguro”.
“El mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de
ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.” 1Cr. 3,22-23.
“Me iré dando cuenta de mi vocación de infinito. Soy ciudadano del mundo, y en él Dios se me hace presente en cada instante, invitándome a celebrar la vida.”
IX. REFLEXIÓN FINAL:
Es un misterio que nunca terminaremos de comprender: somos en ocasiones el Padre, muchas veces el hermano mayor, y nunca dejaremos de ser el menor (17). No dejemos que nuestro egoísmo y dureza de corazón le ponga dificultades a la Misericordia del Padre, convirtiéndonos en las ovejas perdidas. El Padre quiere que todos participemos de la fiesta. No rechacemos la prodigalidad del Padre. Él nos comparte la alegría, pero también la responsabilidad. Él nos invita: - A ingresar efectivamente a la fiesta, aceptando de corazón al hermano - A compartir otra vez la herencia con mis hermanos. - A arriesgar para que el hermano menor se quede por fin en casa, sin saber si reiterará la historia y justificará nuestra desconfianza. Lo que sí sabemos es que, aún en este caso, el Padre lo recibirá de nuevo. ¿Seremos capaces nosotros de recibirlo de nuevo? ¿O nos sentiremos defraudados, traicionados? ¿Diremos “me fal ó”, desfigurando el rostro del Padre? Dios nos invita a ampliar nuestra visión según la visión misma de Cristo, la visión del Padre Celestial. Nos invita a seguir a Cristo, encarnando su primer “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” Jn. 15,12.
. Acoger con el corazón del Padre. Documento de la Pastoral Penitenciaria, 1999. X. EL PONCHO DE NUESTRA HISTORIA
Nuestra historia es como un poncho y a Dios que habla en su abrigo.(18) BIBLIOGRAFÍA:
* Jornadas “La discriminación, hoy”. Centro Para la Dirigencia Social. Córdoba, * ¿Son Irrecuperables? Liliana Guido y Alberto Morlachetti. Publicación Pibes. Bs. * Teoría de la Comunicación Humana. Watzlawick y Ots. Ed. Tiempo * Obras completas de Melanie Klein. Ed. Paidós. 1977. * El Misterio del hombre. Fernando Boasso. * Novo jeito de viver. Pbro. Wilson, Joao. Colección Vida Nova. Ed. Paulus, Brasil. * Acoger con el corazón del Padre. Documento de la Pastoral Penitenciaria, 1999. * Vivir Reconciliados. Amadeo Cencini. Ed. Paulinas, 1996. * Psicología de la vida cotidiana. Ana Quiroga. * El hombre: un misterio. Italo Gastaldi, S.D.B. Ed. Don Bosco Argentina, 1996. * Percepción Interpersonal. Ronald Laing y Ots. Fondo de Cultura Económica. IV.- ¿Soy culpable? Conciencia, discernimiento, culpa. V.- ¿Por qué el delito? La “ganancia”. VIII.- El camino de la reconciliación.

Source: http://carceraria.org.br/wp-content/uploads/2012/07/Reconciliacion_-camino-a-la-libertad.pdf

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